La Asociación para el Desarrollo Integral de la Sierra Oeste de Madrid agrupa una serie de localidades situadas al suroeste de la Comunidad de Madrid, como son: Aldea del Fresno, Cadalso de los Vidrios, Cenicientos, Chapinería, Colmenar del Arroyo, Fresnedillas de la Oliva, Navalagamella, Navas del Rey, Pelayos de la Presa, Robledo de Chavela, Rozas de Puerto Real, San Martín de Valdeiglesias, Santa María de la Alameda, Valdemaqueda, Villa del Prado, Villamanta, Villamantilla, Villanueva de Perales y Zarzalejo.
Las principales vías de acceso desde Madrid son las siguientes carreteras:
- M-505, desde la N-VI a la altura de las Rozas de Madrid.
- M-501, desde la N-V a la altura de San José de Valderas.
- M-507, desde la N-V a la altura de Navalcarnero.
El relieve de estas localidades es fundamentalmente montañoso, por tratarse de terrenos de transición entre la sierra y las zonas bajas por las que discurren los ríos Alberche y Perales, tributarios en último extremo del río Tajo.
Es un territorio a caballo entre la Sierra de Guadarrama y la zona oriental de la Sierra de Gredos, entrelazándose en esta comarca las montañas de ambas sierras. Esta circunstancia, unida a una profusa red fluvial con varios ríos de cierta importancia (Alberche, Cofio y Perales) y numerosos arroyos, dan como resultado un relieve cambiante de montañas, navas, valles encajados y vegas en las zonas más bajas y remansas de los ríos. Entre los 510 m de altitud de Villa del Prado y los 1420 m de Santa María de la Alameda, puede encontrar una enorme variedad de paisajes y ecosistemas.
Disfrutaran del bello paisaje otoñal del castañar de Rozas de Puerto Real o los pequeños robledales diseminados entre Robledo de Chavela y Cenicientos.
Los ríos y arroyos dibujan su curso con bosques de galería bien nutridos de sauces, fresnos y alisos, tan escasos estos últimos en nuestra comunidad y muy bien representados en el Alberche y alguno de sus afluentes.
Los encinares, en zonas más secas o más abiertas, nos evocan una ancestral relación con el hombre por sus formas adehesadas o por la existencia de antiguos bosques en los que, habiendo cesado ya la actividad humana, pareciera que se retorna a lo que fueron hace siglos.
En este marco encuentran cobijo numerosas especies de nuestra fauna, algunas de ellas protegidas y, en su mayoría, emblemáticas, como el águila imperial ibérica, el buitre leonado o el búho real. Esta circunstancia determina que una parte considerable de nuestro territorio sea considerada Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).
Por otra parte, la aceptable conservación de nuestro medio natural permite el desarrollo de muchas especies consideradas de valor cinegético, tanto para la caza menor como para la caza mayor.
La ocupación de este territorio sucede desde tiempo inmemorial. Las evidencias de los más antiguos pobladores son poco constatables, pero de gran importancia para la historia de nuestra comunidad. Algún abrigo rocoso con pinturas rupestres esquemáticas postpaleolíticas, restos de cerámica del Bronce final, nos indica la presencia del hombre en estas épocas. Los pueblos celtíberos, en concreto los vetones, vinculados a la vida ganadera y la cultura de los verracos (grandes esculturas zoomorfas en torno al siglo III-II a. C.) ubicaron aquí alguno de sus asentamientos. Los célebres Toros de Guisando se encuentran a escasos kilómetros de San Martín de Valdeiglesias, en el límite de nuestra comunidad, pero ya en la provincia de Ávila.
Actualmente, muchos trabajos tradicionales han desaparecido o han entrado en declive, pero la modernidad no ha conseguido alterar el carácter rural y montano de nuestro entorno.